sábado, 22 de abril de 2017

CLASE TEÓRICA_ANÁLISIS BIBLIOTECAS DE ALVAR AALTO.


La biblioteca de Viipuri (1927-1935) se concibe como un edificio aislado en un parque de la ciudad rusa de Vyborg. Composición formada por dos volúmenes deslizados y de diferente tamaño, que albergan usos diferentes, con preponderancia de la sala de lectura sobre el resto del programa. Aalto se inspira en el diseño de la biblioteca de Estocolmo, de Gunnar Asplund, en los primeros bocetos, aunque el diseño evolucionará hacia un lenguaje más moderno.


El programa se reparte en tres plantas y dos volúmenes claramente diferenciados, unidos por un espacio central que cumple las funciones de recepción y distribución de todo el edificio. La sala de lectura está contenida en el volumen de mayor tamaño, y su configuración refleja la representatividad e importancia de este espacio. Se divide en varios niveles conectados visualmente entre sí desde un espacio central donde se ubica el puesto de control. El volúmen más bajo, y desplazado respecto al eje de entrada y de la sala de lectua, contiene en planta baja la sala de conferencias, mientras que en la superior se distribuyen los despachos de la zona de administración a lo largo de un corredor de comunicación.


El estudio de las condiciones ambientales de la sala de lectura se convierte en una parte importante del proyecto. Se consigue una iluminación uniforme y difusa mediante la disposición de unas únicas aberturas en la parte superior del volumen de la sala de lectura, lo que permite liberar las paredes para colocar las estanterías o simplemente para delimitar el espacio con blancos paramentos que reflejan la luz cenital. Ésta penetra en el espacio a través de de lucernarios cónicos que proporcionan una luz uniforme difusa que es capaz de bañar el espacio desde todas direcciones. Se pretende conseguir una atmósfera natural y agradable como si fuera el propio sol el que ilumina, pero sin los inconvenientes que para la lectura tiene la radiación directa.


En contraste con la sala de lectura, la de conferencias se abre al parque con grandes ventanales. El falso techo de madera se ondula para permitir unas óptimas condiciones acústicas a lo largo de toda la sala independientemente de la posición que ocupe el orador.


La biblioteca de Seinajoki (1963-65) forma parte de un conjunto administrativo-religioso y cultural diseñado por Aalto, de nueva construcción concebido como núcleo de la población. La biblioteca se sitúa delante del Ayuntamiento, sin intentar competir con él, por lo que se configura como un volumen bajo y alargado, situándose la sala de lectura hacia el lado contrario a la plaza. 


La forma en abanico de la sala de lectura contrasta con la rigidez formal del resto del programa, dotándole de nayor representatividad. Esta forma facilita la disposición de un puesto de control en centro del espacio, desde el que se tiene una perfecta visión de toda la sala, y junto al cual discurren los recorridos dentro de esta parte del edificio. La disposición de un nivel inferior en el centro del espacio recuerda al diseño de Viipuri. 


La luz se introduce a través de unos lucernarios con lamas situados en la parte superior del muro, por encima de las estanterías. De nuevo la luz es la gran protagonista, y la configuración del plano superior que delimita el espacio interior es clave para conseguir una uniforme propagación de la luz en la sala de lectura.


En la ciudad de Rovaniemi, Aalto diseña otra biblioteca (1965-68) siguiendo el esquema de abanico. En este caso la sala de lectura si se dispone hacia la plaza central del centro urbano, de mayores dimensiones que en Seinajoki. La complejidad del programa dificultan una lectura clara del sistema experimentado en Seinajoki, ya que en este caso la biblioteca comparte edificio con varias salas de exposiciones.



Circulación, independencia de usos, control del espacio e iluminación son los conceptos claves que el arquitecto finlandés maneja a la hora de diseñar el edificio. La tipología responde perfectamente a los preceptos que Aalto utiliza en varias de sus bibliotecas. En este caso se aprecia una mayor diversidad de materiales y texturas, propia de un Aalto más evolucionado y alejado de la frialdad del racionalismo anterior a la guerra.


La biblioteca de Mount Angel (1967-1970) fue diseñada como complemento al centro religioso y educativo de la abadía del mismo nombre. Su disposición en el perímetro del recinto no pretende competir con los edificios históricos del complejo. La necesidad de construir un gran espacio para albergar el programa se consigue sin sobreelevar el edificio gracias al hábil manejo de la topografía. 


La sala en abanico se dispone hacia la ladera contraria a la plaza, y por lo tanto al acceso desde el espacio "púbico" en torno al cual se disponen todos los edificios del complejo. Esta sala se compone de tres niveles que se adaptan a la pendiente del terreno descendiendo desde la cota de acceso, de forma que el volumen se distribuye de arriba a abajo. Se generan dobles alturas y vacios que permiten conectar visualmente la sala de lectura, facilitan el control de la misma y permiten que la luz fluya, al igual que los recorridos, de arriba hacia abajo.


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